PAZ AL JUZGAR LOS PENSAMIENTOS

Paz al juzgar los pensamientos no sólo es posible para los que vivimos en Cristo. El apóstol Pablo en Filipenses 4: 8 nos ordena en qué debemos pensar.

   1. Identifica el pensamiento o la actitud del corazón.

   1. Identifica el pensamiento o la actitud del corazón.

   1. Identifica el pensamiento o la actitud del corazón.

   1. Identifica el pensamiento o la actitud del corazón.

   1. Identifica el pensamiento o la actitud del corazón.

   1. Identifica el pensamiento o la actitud del corazón.

¿Cuál es el pensamiento o lo que pasa por tu mente?
¿Es un argumento?
¿Es un recuerdo?
¿Es una intención?
¿Es una suposición?
¿Es un reproche?

¿Sientes ansiedad sin poder identificar alguna de las anteriores? ¿Tienes un ataque de ansiedad? Ora ahora mismo a tu Padre. “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” (I Pedro 5: 6,7) 

¿Sientes miedo que te paraliza y no te deja definir el pensamiento? “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” (Isaías 41: 10).

¿Tienes tantos pensamientos casi a la misma vez que no puedes identificar alguno? Ora a tu Padre. “¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres! En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.” (Salmos 31: 19, 20).

   2. Juzga si debe estar en tu mente y corazón.

   2. Juzga si debe estar en tu mente y corazón.

   2. Juzga si debe estar en tu mente y corazón.

   2. Juzga si debe estar en tu mente y corazón.

   2. Juzga si debe estar en tu mente y corazón.

   2. Juzga si debe estar en tu mente y corazón.

Juzga el pensamiento o lo que pasa por tu mente, según estos criterios basados en Filipenses 4:8, y por orden de prioridad.
Filipenses 4: 8 dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Criterios sí/no
¿Es verdadero?
¿Es honesto?
¿Es justo?
¿Es puro?
¿Es amable?
¿Es de buen nombre?
¿Es virtuoso?
¿Es digno de alabanza?

   3. Llévalo a Cristo.

   3. Llévalo a Cristo.

   3. Llévalo a Cristo.

   3. Llévalo a Cristo.

   3. Llévalo a Cristo.

   3. Llévalo a Cristo.

La Biblia nos dice en II Corintios 10: 3-6:
3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.

Lleva el pensamiento o la actitud del corazón que no se ajusta a Filipenses 4: 8 a Cristo. No lo sufras. Él nos dijo en Mateo 11: 28: “28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

Dile en oración: “Señor, no puedo permitir que este pensamiento o esta actitud esté en mi corazón ni en mi mente porque no se ajusta a Filipenses 4: 8. Te pido que lo tomes, porque yo no lo puedo guardar en el corazón, y no quiero pensar en él.”
Y deja que su paz te inunde, y su Espíritu Santo sane la herida.

¿Vuelve el pensamiento? Vuelve a identificarlo, juzgarlo, y llevarlo a Cristo. No te rindas, hasta que se debilite. 

   4. Dirige tu conciencia.

   4. Dirige tu conciencia.

   4. Dirige tu conciencia.

   4. Dirige tu conciencia.

   4. Dirige tu conciencia.

   4. Dirige tu conciencia.

Además, dirige tu conciencia y no la dejes andar errante. Dirige tu conciencia a orar y meditar en la Palabra. Hazlo con intención, porque nuestra naturaleza caída no lo hará, y estamos en medio de un mundo que no lo procurará tampoco. Dirigir nuestra conciencia es nuestra responsabilidad, y ante Dios habremos de dar cuenta.

Hebreos 4: 13 nos dice: “13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

Y no olvides, que Dios, tu Padre, te ama

37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 8: 37-39)

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