¿Conoces a Jesús?

Vivir en Cristo es un caminar diario con Jesús. Creer que él es el Hijo de Dios es el inicio de la vida eterna a su lado.

En cuanto a vivir en Cristo, la Biblia nos dice que:

6 Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios. 7 ¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir. 8 No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno. (Isaías 44: 6-8)

El Dios verdadero quiere que lo conozcas y tengas una relación con él: 

3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” (Juan 17:3)

Tenemos la oportunidad de vivir en Cristo, pero el pecado se interpone: 

23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, (Romanos 3:23)

Entonces Dios nos envió a su Hijo para que por la fe en su sacrificio, tengamos vida eterna:

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. (Juan 3:16,17)

5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.” (1 Timoteo 2:5).

12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (Hechos 4:12)

Jesús nos invita a venir a él en Mateo 11:

28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 28 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 28 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Juan 1 nos dice que Jesús es la luz verdadera:

1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Y Jesús, la luz verdadera, venía a este mundo: 

9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Romanos 10 nos dice cómo ser hijos de Dios, y así vivir en Cristo:

8 (…) Esta es la palabra de fe que predicamos: 9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

¿Crees con tu corazón que Jesús es el Hijo de Dios, quien murió y fue resucitado para ser salvos por medio de él? ¿Puedes confesar con tu boca que él es el Señor, tu Señor? 

Si ya crees en Jesús, entonces Dios es tu Padre, y él ha enviado a tu corazón su Espíritu Santo, y así empiezas a vivir en Cristo.

6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!” (Gálatas 4:6)

¿Qué sigue ahora?
¡VIVIR EN CRISTO!

20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20)

Te invito a crecer en la fe leyendo la Biblia, orando a tu Padre celestial, congregándote en una iglesia donde se predique la Palabra del Señor, y estudiando el material gratuito que se incluye aquí. 

38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.(Romanos 8: 38,39)

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