¿Qué es La Biblia?

La Biblia es la palabra de Dios en un conjunto de 66 libros, que están organizados en dos partes: Antiguo y Nuevo Testamento. Además de su organización, en esta lección también se abordará algunas de sus características, su obra, y nuestra responsabilidad con ella. 

  1. El Antiguo Testamento.
  2. El Nuevo Testamento.
  3. Orden de los libros de la Biblia.
  4. Algunas características de la Biblia.
  5. La obra de la Biblia.
  6. Nuestra responsabilidad con la Biblia.

1. EL ANTIGUO TESTAMENTO

Esta primera parte de la Biblia, la palabra de Dios, abarca desde los orígenes de la creación y del pueblo de Israel, hasta el tiempo posterior al exilio. Comienza con “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” (Génesis 1:1) hasta la promesa de que Elías vendría para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos y de los hijos hacia los padres (Malaquías 4:6).

Los 39 libros del Antiguo Testamento están organizados según el contenido que tienen. Así, tenemos el Pentateuco o La Ley, luego los históricos, los poéticos y los proféticos.

La historia que abarca es la primera parte de la historia de la salvación, donde Dios crea al ser humano para tener una relación personal con él. Con Noé, Dios estableció un pacto de que nunca más destruiría la tierra con diluvio por causa de la maldad del ser humano, y después, a Abraham Dios le prometió bendecir todas las familias de la tierra a través de él.

Obedeciendo a Dios, Abraham sale hacia Canaán y Dios confirma el pacto realizado con él, con su hijo Isaac y con su nieto Jacob, quienes son conocidos como los Patriarcas de Israel. Después de estar en Egipto como esclavos, los descendientes de Jacob salieron de ahí y en el Monte Sinaí, Dios hace un pacto con ellos para ser él su Dios, y ellos ser su pueblo.

Cuando ya ellos vivían en Canaán, la tierra prometida, el pueblo tuvo jueces que los gobernaron antes de que los reinos fueran establecidos.

David fue el segundo rey de Israel. Con él Dios hizo un pacto de establecerle una casa firme. Pasado el tiempo, el reino de Israel se dividió en dos: Norte y Sur. El Reino del Norte fue destruido por los asirios en el 722 a.C. aproximadamente, por causa del pecado de Israel, y después de eso, en ese lugar vivieron judíos y no judíos llamados gentiles. La mezcla entre ellos fue llamada los samaritanos (en el Nuevo Testamento). Por otro lado, el Reino del Sur fue enviado al exilio en Babilonia en el 586 a.C. aproximadamente, por causa de su pecado, y regresó a Judá como pueblo, reedificó el templo y esperó por el Mesías prometido.

Desde Malaquías hasta que aparece Juan el Bautista predicando, pasaron 400 años en los cuales, Dios no habló algo que sea reconocido por los judíos ni por los cristianos protestantes como inspirado.

2. EL NUEVO TESTAMENTO

El Nuevo Testamento es la continuación de la historia de la salvación. Es la segunda parte de la Biblia, la palabra de Dios, y tiene 27 libros, ordenados de acuerdo a su contenido. Así, tenemos los evangelios, el libro histórico, las cartas paulinas, las cartas generales y el libro profético.

Comienza con la frase “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.” (Mateo 1:1) y termina con la promesa de que Jesús regresará otra vez: “Ciertamente vengo en breve.” (Apocalipsis 22:20), y el saludo del apóstol Juan a sus lectores. 

Luego de 400 años, desde la profecía de Malaquías, se escuchó una voz en el desierto que decía: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mateo 3:2) Esta era la persona que anunció el profeta Malaquías. Era el precursor del Mesías. Jesús mismo dijo de él: “Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista (…)” (Lucas 7:28) Juan el Bautista vino para bautizar en agua, pero tras él venía el que bautizaba en el Espíritu Santo (Juan 1:29-34). “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Juan 1: 29) Así lo presentó Juan a sus propios discípulos.

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; (Juan 1: 9-12).

La Biblia, la palabra de Dios, nos dice que Dios tomó carne y habitó entre nosotros. Y la historia de su vida terrena la encontramos registrada en los evangelios. Luego de esta parte, tenemos la referencia en Hechos de los Apóstoles de su ascensión al Padre. Pero antes de irse, entre sus promesas destacamos dos: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.” (Juan 14:18) La otra promesa es esta:
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere, y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. (Juan 14: 2,3)
La primera promesa se empezó a cumplir en Hechos 2, y con respecto a la segunda promesa, él viene en breve.

Hechos de los Apóstoles nos relata la dispersión del evangelio comenzando desde Jerusalén, describiendo el ministerio del apóstol Pablo hasta que él estuvo en Roma.

Además, el libro de Hechos nos da un contexto para ubicarnos en cuanto a las cartas que el apóstol Pablo dirigió a Iglesias y a personas específicas. Estas cartas son en total 13, luego de las cuales tenemos la carta de Hebreos y las cartas generales. El Nuevo Testamento termina con un libro de esperanza: La Revelación de Jesucristo al apóstol Juan, en donde a todos nos expresa que él viene pronto. “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” (Apocalipsis 22:12).

3. ORDEN DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA, LA PALABRA DE DIOS

EL ANTIGUO TESTAMENTO
Clasificación Libros
EL PENTATEUCO Génesis
Éxodo
Levítico
Números
Deuteronomio
LOS LIBROS HISTÓRICOS Josué
Jueces
Rut
I Samuel
II Samuel
I Reyes
II Reyes
I Crónicas
II Crónicas
Esdras
Nehemías
Ester
LOS LIBROS POÉTICOS Job
Salmos
Proverbios
Eclesiastés
Cantares
LOS LIBROS PROFÉTICOS Isaías
Jeremías
Lamentaciones
Ezequiel
Daniel
Oseas
Joel
Amós
Abdías
Jonás
Miqueas
Nahum
Habacuc
Sofonías
Hageo
Zacarías
Malaquías
NUEVO TESTAMENTO
Clasificación Libros
LOS EVANGELIOS Mateo
Marcos
Lucas
Juan
EL LIBRO HISTÓRICO Hechos de los Apóstoles
LAS CARTAS PAULINAS Romanos
I Corintios
II Corintios
Gálatas
Efesios
Filipenses
Colosenses
I Tesalonicenses
II Tesalonicenses
I Timoteo
II Timoteo
Tito
Filemón
LAS CARTAS GENERALES Hebreos
Santiago
I Pedro
II Pedro
I Juan
II Juan
III Juan
Judas
EL LIBRO PROFÉTICO Apocalipsis

Además de un breve esquema histórico del contenido bíblico, es importante considerar qué dice la Biblia, la palabra de Dios, de ella misma en tres enfoques diferentes: Sus características, su obra, y nuestra responsabilidad con ella.

4. ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE LA BIBLIA

  • Es inspirada por Dios, y por tanto, La Biblia es la palabra de Dios: “16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (II Timoteo 3: 16 y 17).
    19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; 20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. (II Pedro 1:19-21).
  • Ella permanece:El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mateo 24:35)
  • Es más dulce que la miel:¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.” (Salmo 119: 103)
  • Es viva:
    Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. (Hebreos 4:12)

5. LA OBRA DE LA BIBLIA

  • La Biblia, la palabra de Dios, no vuelve a Dios vacía:
    Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. (Isaías 55:10,11).
  • Nos ayuda a creer:
    7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. (Juan 17: 7,8).
    30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.31 Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.
    (Juan 20: 30,31)
  • Nos santifica:Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” (Juan 17: 17).
  • Nos vivifica:Él respondió y dijo: Escrito está: no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” (Mateo 4:4).
  • Nos guía:Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” (Salmo 119:105).
  • Nos prepara:16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (II Timoteo 3: 16 y 17).
  • Nos consuela: “  49  Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, 50 Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado.” (Salmos 119: 49,50)

6. NUESTRA RESPONSABILIDAD CON LA BIBLIA, LA PALABRA DE DIOS

  • Leerla: Las Escrituras fueron registradas originalmente en dos tipos de materiales (papiros y pergaminos) y en tres idiomas distintos (hebreo, griego y arameo). La escritura de la Biblia, la palabra de Dios, comenzó desde el tiempo de Moisés y el último libro fue escrito por Juan casi 100 años d.C. Esto significa que la lectura de las Escrituras fue un privilegio para algunos, testificado en algunos relatos, pues la gran mayoría del pueblo no tenía acceso directo a los manuscritos. Por ejemplo tenemos el relato del hallazgo del libro de la Ley en II Reyes 22 y la lectura de la Ley por parte del escriba Esdras en Nehemías 8. Fue en el tiempo del exilio babilónico que grupos de judíos comenzaron a reunirse para leer Las Escrituras, y dichas reuniones se fueron desarrollando hasta convertirse en las sinagogas de las que leemos en el Nuevo Testamento.

Esto fue para explicarle que no encontramos pasajes reiterados en las Escrituras que nos incentiven a leer La Biblia, y una razón de ello es que no era tan accesible para la población como lo es hoy en día. Pero ¿qué habría dicho Dios a las personas, si ellas hubieran podido tener un ejemplar escrito en sus manos o en sus dispositivos móviles? Nosotros tenemos Su palabra a nuestro alcance, en nuestro idioma, escrita. Debemos leerla.

  • Recibirla:Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.” (Santiago 1:21).
    Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes. (I Tesalonicenses 2:13).
  • Guardarla en el corazón, atesorarla (debe permanecer en nosotros):
    20 Hijo mío, está atento a mis palabras;
    Inclina tu oído a mis razones.
    21 No se aparten de tus ojos;
    Guárdalas en medio de tu corazón;
    22 Porque son vida a los que las hallan,
    Y medicina a todo su cuerpo.
     (Proverbios 4:20-22).
    La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.” (Colosenses 3:16)
  • Meditarla:
    Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. (Josué 1:8)
  • Obedecerla: Mateo 7:24 y 25 dice
    24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
    Santiago 1:22 dice “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
  • Repetirla, hablarla: Deuteronomio 6: 6-9:
    Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
  • Compartirla: II Timoteo 4: 1-4 dice
    Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.

Para terminar, 

24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. 
(Mateo 7: 24-27) 

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