Carta abierta

Nuestro objetivo es crear material cristiano para hermanos y hermanas en la fe, que viven en lugares donde son perseguidos por ser cristianos. Este material estaría disponible a través de sitios web y en sus propios idiomas. 

1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
 (Colosenses 3: 1-4)

Cuando creímos en Cristo como nuestro Señor y Salvador, morimos a nosotros mismos, y resucitamos con Él para andar en vida nueva. Cristo, nuestra vida, está sentado a la diestra de Dios, quien “19 (…) estableció en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos.” (Salmo 103: 19).  

Es desde los cielos que desciende toda buena dádiva.  “17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, (…).” (Santiago 1: 17). Es en los cielos donde está nuestra ciudadanía. “20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;” (Filipenses 3: 20), porque es en los cielos donde están escritos nuestros nombres (Lucas 10: 20). 

Y los que hemos resucitado con Cristo, nuestra vida, debemos buscar las cosas de arriba, donde está Él. Debemos poner la mirada en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Orar a nuestro Padre, como nuestro Cristo nos enseñó, “10  (…) Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” (Mateo 6: 10). Cuando nosotros decidimos poner nuestra atención en él, quien es nuestra vida, nuestras prioridades cambian. No tratamos de llevar de primero los asuntos de la tierra al cielo. Son los asuntos del cielo que queremos que vengan a la tierra. Es allá donde está nuestra vida (Cristo). Es desde allá que gobierna nuestro Padre (Dios). Es desde allá que desciende todo don perfecto. Es allá que están nuestros nombres escritos. Es desde allá que esperamos a nuestro Salvador.  

Por eso hacemos lo que estamos haciendo. No es prioritario nuestro deseo terrenal por sobre el deseo del Padre Celestial. ¿Y cuál es su deseo? ¿Qué quiere Él? ¿Cuál es su voluntad y qué papel desempeñamos en esa voluntad? Por eso, seguimos caminando. A este día en la agencia traductora están traduciendo “Camina con Jesús“, que estaría listo posiblemente para la próxima semana, para después empezar a publicar cada una de las clases. A esta semana seguimos orando por nuestros amados y amadas, y por nosotros mismos, sabiendo que nuestro Dios, fiel e inmutable, ha actuado y seguirá haciéndolo. 

3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
 (Colosenses 3: 3,4)

Un abrazo,
Mk. 

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