Carta abierta
Nuestro objetivo es crear material cristiano para hermanos y hermanas en la fe, que viven en lugares donde son perseguidos por ser cristianos. Este material estaría disponible a través de sitios web y en sus propios idiomas.
Estamos en la primera etapa, dirigiéndonos hacia las personas que hablan en idioma bengalí, hindi y urdu.
«3 Se enardeció mi corazón dentro de mí;
En mi meditación se encendió fuego,
Y así proferí con mi lengua:
4 Hazme saber, Jehová, mi fin,
Y cuánta sea la medida de mis días;
Sepa yo cuán frágil soy.»
(Salmo 39: 3,4)
El salmista compara la vida de las personas a una sombra, pues sus días son cortos, y la edad es como nada delante del Señor. Y aunque lo corto de la vida no parece ser muy agradable a los ojos del salmista, Dios desea que le conozcamos a Él, quien es eterno.
Por otro lado, en el verso 6 encontramos una aseveración acertada. Si amontonar riquezas es un afán en vano, ese no debería ser el propósito de la vida. ¿Cuál debería ser? El salmista no contesta nuestra pregunta, pero sí sabe en quién está su esperanza, según el siguiente versículo.
Hay preguntas a las que no le encontraremos una respuesta. Y hay respuestas que no son las que esperábamos recibir, pero respuestas al fin. Sin embargo, como creyentes en el Señor, ponemos en Él nuestra esperanza. Él, que es bueno por naturaleza, sabe lo que es mejor.
Al comenzar la semana #39 del año, le preguntamos al Señor, y ponemos en Él nuestra esperanza. Independientemente de la respuesta, confiamos, pues Él es bueno por naturaleza. Oramos al Señor para que nuestros hermanos y hermanas le pregunten al Señor acerca de sus vidas particulares, y Su presencia sea la mejor de todas las respuestas que reciban, porque no importa cuán frágiles seamos, en Él somos más que vencedores.
En Cristo,
Mk.