Carta abierta

Nuestro objetivo es crear material cristiano para hermanos y hermanas en la fe, que viven en lugares donde son perseguidos por ser cristianos. Este material estaría disponible a través de sitios web y en sus propios idiomas. 

21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. 22 Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? 23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. 24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
 (Juan 14: 21-24)

Hay personas que hacen acciones para tratar de ganar el favor divino. A veces, solamente hacen acciones por querer sentirse dignas de ser amadas por Dios, merecedoras de su amor. Otras veces las personas actúan por tratar de ganar el favor de Dios hacia ellas para que Dios les conceda sus peticiones. A veces son acciones dentro de un grupo religioso. Otras veces son acciones o donaciones hacia otras personas. Incluso, en ocasiones son acciones disciplinarias hacia sí mismas. A veces son acciones inofensivas, pero otras pueden poner en riesgo la propia vida o la estabilidad en la misma. Sin embargo, nuestro Señor nos presenta una verdad muy sencilla. 

21 (…) el que me ama, será amado por mi Padre
 (Juan 14: 21)

Si amamos a Jesús, seremos amados por el Padre de Jesús, Aquél que Él vino a dar a conocer (Juan 1: 18). ¿Cómo sabemos que amamos a Jesús, y por lo tanto, somos amados por el Padre de Jesús? 

23 (…) El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. 24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
 (Juan 14: 23-24)

En nuestro servicio al Señor, procuramos que nuestros hermanos y hermanas guarden la palabra de nuestro Señor Jesús, que no es de él, sino del Padre que le envió, y al guardar su palabra, lo amen, y sean amados por su Padre.

Un abrazo,
Mk. 

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